Nanotecnología, redescubierta

Aparentemente la nanotecnología no es tan reciente como se pensaba.  Los antiguos egipcios y romanos ya utilizaban esta tecnología antes del siglo V.  Lo sabemos gracias a que aún podemos admirar el Cáliz de Lycurgus.

Este cáliz de vidrio posee propiedades iridiscentes.  Dependiendo de la incidencia de la luz, frontal o trasera y del tipo y concentración del liquido que se le pusiera, el vidrio cambia de color.

Probablemente se utilizó un tanto para ornamento e impresionar huéspedes, y sin duda, para un rey o un poderoso, la necesidad de detectar un posible envenenamiento en su bebida o agua contaminada.

Las propiedades de la luz en este cáliz son solo parte del asombro.  ¿Cómo lograron los antiguos alfareros desarrollar ésto?  Difícilmente podemos decir que imitaron ésta tecnología de la naturaleza y que podrían haberla copiado de las mariposas, de la madreperla o las plumas de aves, ya que para lograr que el vidrio tuviera estas propiedades, tuvieron que emplear nanopartículas de plata y oro, en proporciones y tamaños descomunales para la época.  Primero hubo que moler el oro y la plata hasta tener pedacitos de 50 a 70 nanómetros de longitud y mezclarlos en proporciones irracionales de 330 ppm de plata y 40 ppm de oro y adicionarlo al vidrio a 1500ºC.  Supongo que será un eterno misterio cómo lograron encontrar la fórmula.

En tiempos mas modernos, para que volviéramos a desarrollar este tipo de objetos, hubo que esperar varios siglos.  Primero, grandes personajes de la física como Newton y Hooke observaran la iridiscencia en la naturaleza e intuyeran que provenía de la forma en que las ondas de luz eran reflejadas y posteriormente, un siglo después, Thomas Young logró explicarlo con la teoría de las ondas y la difracción de la luz que propuso en 1799.  Aún así,  hubo que esperar hasta que se inventara el miscroscopio electrónico en el siglo XX y poder ver las estructuras detrás de estos fabulosos objetos con colores vívidos e intentar imitarlos.

Se ha demostrado que esta pieza de alfarería es capaz de detectar variaciones en la concentración de la sal en agua o la presencia de patógenos y es hasta 100 veces mas sensible que los detectores comerciales actuales.  Nada mal para unos alfareros primitivos que ya habían inventado las palabras átomo y electrón.

César Gámez
Agosto 25, 2013

Comentarios

Entradas populares