TAU POI

Después de mas de 24 horas de viaje, por fin llegué a Tau Poi.

Esto fue fácil, pensé.  Difícil fue dejar atrás todo lo que tenía, me había costado una buena dosis de sangre, sudor y lágrimas.  Lo peor, dejar atrás a mi gente, nunca me entendieron.  Pongo atención a la música ambiental, comienza "Fool on the Hill" de los Beatles.

Después de identificarme en la aduana, me pasaron a la sala de inspección sanitaria.  Tomaron una muestra de sangre y me asignan un cuarto en la unidad de cuarentena.  Me quitaron lo poco que traía.  Al parecer no voy a poder salir en un rato.  Que serios, que silencio, que aburrido.

Volteo a ver mi muñeca en automático... descubro un lunar.  No sé que hora es.  La luz parece que se está atenuando.  Al poco rato estoy a oscuras.  El cansancio me vence y duermo.

...

No sé que tendrá este lugar, pero cada día me despierto con más energía y duermo como un tronco.  Hoy se me antoja empezar con una ensalada de frutas, nueces y jugo de litchi.  La carne y el pollo ya no me apetecen tanto, pero el pescado, sobre todo el Sushi, esta sabrosísimo.  Ahora sí, voy por el plato fuerte y me formo enfrente de la cocinera, que me sonríe y me prepara, ya sin preguntar, un par de huevos estrellados ligeramente crudos, una porción de papa cocida y pan tostado con mermelada de su cosecha.  Algún día le preguntaré el secreto, prepara todo con un sabor y una gracia que nunca había visto.  Se me hace agua la boca.

Voy a la Central para averiguar que actividad tengo programada para hoy.  Cada día ha sido algo diferente y prácticamente me ha vuelto un increíble impulso por iniciar el día.  Que fortuna, hoy es día libre.  Está decidido: iré a la Granja Hidropónica.

Tomo una bicicleta y me voy por el circuito Alpino.  El aire transporta un agradable y fresco aroma de pino y a lo lejos puedo ver los cultivos de manzana, una amplia pradera llena de flores silvestres y las mariposas revolotean como flores que flotan en la brisa.  Mi bicicleta ajusta automáticamente la tensión de los pedales para mantener mi ritmo cardiaco en su ritmo óptimo.  Al principio detestaba tanto ejercicio y control, no podía llegar lejos, era doloroso y frustrante.  Ahora puedo andar por horas sin esfuerzo.  Que vista tan hermosa, parece una pintura impresionista, tomo una imagen mental, y lo archivo con gratitud.  Será un bonito recuerdo para antes de dormir.

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